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El porteño de 24 años se dio cuenta que podía rendir sobre una superficie siempre compleja para los argentinos y le dio frutos.
01/07/2023 13:53
Clarín.com Deportes Actualizado al 01/07/2023 15:01
Aquella frase que se le atribuye a Guillermo Vilas pero que en realidad el marplatense tomó de Manolo Santana cuando el español ganó en Wimbledon en 1966 y dijo que “la hierba es para las vacas”. Esa frase habla de días en los que las fotografías todavía eran en blanco y negro y de cuando parecía imposible que un jugador nacido en el polvo de ladrillo pudiera dominar el césped.
Algunos años después el zurdo más diestro ganó el Masters y dos veces Australia en pasto y tres décadas más tarde fue el turno de Javier Frana que se consagró en Nottingham. Luego pasaron más finales de Frana, David Nalbandian (la inolvidable de Wimbledon en 2002), Guillermo Cañas y Guillermo Coria. Ninguno pudo levantar la copa de campeón pero ya había una certeza: al pasto hay que animársele. Eso hizo Francisco Cerúndolo y su apuesta dio sus frutos. De la mano del mejor tenis de su carrera que está jugando por estos días el número 1 de nuestro país, primero completó con cuatro puntos ganados el partido de las semifinales (suspendido el viernes) ante el estadounidense Mackenzie McDonald, al que venció por 2-6, 7-5 y 6-2, y más tarde llegó al título de Eastbourne tras la victoria por 6-4, 1-6 y 6-4 contra el también estadounidense Tommy Paul. Sobre césped, claro.
Hace ya dos años que Cerúndolo probó el pasto por primera vez. Fue a Wimbledon a jugar la clasificación y perdió contra el chino Zhang -el mismo al que derrotó en los cuartos de final de Eastbourne- por 7-6 en el cuarto set. Allí él mismo se dio cuenta de que tenía una facilidad bastante particular para adaptarse a una superficie muy diferente al resto de las que se juegan en el circuito. ¿Cómo lo hizo? Fundamentalmente contó con la ayuda innata de ser un chico muy descontracturado, muy suelto con su cuerpo, con flexibilidad y sin movimientos rígidos. Así como es muy visceral, en una cancha de tenis Cerúndolo fluye y tomó la adaptación al pasto con mucha tranquilidad y hasta con el entusiasmo que genera enfrentar nuevos desafíos.
Llegó 2023 y otra vez el calendario lo llevó al césped para jugar de nuevo en Londres (victoria ante Paul en su presentación y derrota ante un muy buen jugador en la superficie como Grigor Dimitrov) y llegar a Eastbourne con las mejores sensaciones que se coronaron tras cuatro partidos y cuatro victorias festejadas en la intimidad con su mamá María Luz y su equipo de trabajo integrado por los entrenadores Kevin Konfederak y Nicolás Pastor y el fisio Mariano Gaute.
Se viene Wimbledon y Cerúndolo tendrá un debut que hoy, y a la vista de la actualidad de uno y otro, podría considerarse accesible aunque el portugués Nuno Borges llegó a las semifinales del challenger de Nottingham hace un par de semanas. Luego recién tocaría (otra vez) Paul en una hipotética tercera ronda. Después del viaje a Londres y, quizá, un domingo sin nada de tenis, habrá que ponerse en «modo Grand Slam» para encarar el torneo más importante del mundo. A Cerúndolo lo avalan su confianza y su juego del fondo de la cancha que lastima, sobre todo con el drive. Ante Paul, un jugador muy agresivo al que no le gusta pelotear desde la base y que intenta subir en casi todos los puntos, mostró eso y algo más: desmitificó al césped. Que hace bastante dejó de ser sólo para las vacas.